Bueno, ésta es finalmente mi tierra.
No hace falta renunciar a la multiplicidá
para ser una.
Gracias.
Ahí se ven.
Sunday, November 22, 2009
Saturday, October 24, 2009
bienvenida
llego al hogar
la casa luminosa con ventanas de colores
el azul de jamaica
los azulejos lavanda
el aroma a alguna hierba
que las señoras de antes usaban
para perfumar placares
llego por fin al hogar
lleno de animales abandonados
por cuidar
donde dos gatos anaranjados
salen a mi encuentro
y reparto pikitis
en narices rosadas
llego finalmente al hogar
por puta vez al hogar
donde me hamaco hasta el cielo
y paseo junto al tata
y canto una canción con el nono
y le robo un caramelo
y buba me peina la larga cabellera
lacia
hasta que por fin
tranquila y segura
a la sombra de un laurel
me duermo
con esta imagen eterna
llenándome la mirada.
la casa luminosa con ventanas de colores
el azul de jamaica
los azulejos lavanda
el aroma a alguna hierba
que las señoras de antes usaban
para perfumar placares
llego por fin al hogar
lleno de animales abandonados
por cuidar
donde dos gatos anaranjados
salen a mi encuentro
y reparto pikitis
en narices rosadas
llego finalmente al hogar
por puta vez al hogar
donde me hamaco hasta el cielo
y paseo junto al tata
y canto una canción con el nono
y le robo un caramelo
y buba me peina la larga cabellera
lacia
hasta que por fin
tranquila y segura
a la sombra de un laurel
me duermo
con esta imagen eterna
llenándome la mirada.
ah... esa luz
es excesiva para mí.
no, no soy inmune a su belleza,
todo lo contrario;
por eso no puedo sostenerla,
porque entre ella y yo
no hay distancia.
y me quema.
es distinto cuando la veo
reflejada en sus ojos;
tomo conciencia entonces
de que no es un mero espejismo
de un alma alucinada
(yo)
esa luz es ciertamente bella;
pero todos se dan cuenta
de que brilla demasiado.
yo llego hasta acá;
y aunque no pueda fácilmente renunciar
sí puedo ir pensando
el modo.
es excesiva para mí.
no, no soy inmune a su belleza,
todo lo contrario;
por eso no puedo sostenerla,
porque entre ella y yo
no hay distancia.
y me quema.
es distinto cuando la veo
reflejada en sus ojos;
tomo conciencia entonces
de que no es un mero espejismo
de un alma alucinada
(yo)
esa luz es ciertamente bella;
pero todos se dan cuenta
de que brilla demasiado.
yo llego hasta acá;
y aunque no pueda fácilmente renunciar
sí puedo ir pensando
el modo.
chat002
en línea directa con la muerte en vida
¿y te asustás cuando te hablo de mi cansancio?
no, claro que no.
te asusta tu impotencia
te asusta que me emperre en decir basta
te asusta que no disfrace más las cosas
te asusta que acepte y deje de pelear contra lo que soy
te asusta que vos no puedas dejar de pelearte en contra
y yo sí
aunque eso resulte en algo
que no te sepas bancar.
si en poco les importara mi vida
actuarían diferente;
es decir
actuarían;
un suponer,
vos no andarías poniendo trampas,
dándome lo que no te pido,
y después negandoló.
por eso ahora las cosas son así:
nadie volverá a jugar con mis heridas,
nadie volverá a encontrar cobijo a la sombra
de mi pena,
nadie volverá a reflejarse en mis ojos
para descubrir su mejor cara,
nadie pasará esa puerta
ni me besará en la frente.
Ni nadie ni nunca.
Para siempre.
¿y te asustás cuando te hablo de mi cansancio?
no, claro que no.
te asusta tu impotencia
te asusta que me emperre en decir basta
te asusta que no disfrace más las cosas
te asusta que acepte y deje de pelear contra lo que soy
te asusta que vos no puedas dejar de pelearte en contra
y yo sí
aunque eso resulte en algo
que no te sepas bancar.
si en poco les importara mi vida
actuarían diferente;
es decir
actuarían;
un suponer,
vos no andarías poniendo trampas,
dándome lo que no te pido,
y después negandoló.
por eso ahora las cosas son así:
nadie volverá a jugar con mis heridas,
nadie volverá a encontrar cobijo a la sombra
de mi pena,
nadie volverá a reflejarse en mis ojos
para descubrir su mejor cara,
nadie pasará esa puerta
ni me besará en la frente.
Ni nadie ni nunca.
Para siempre.
habito la casa en silencio y me pregunto
¿cómo será esta casa sin mí?
cuánto le durará este silencio
cuando la deje sola...
¿se moverán las cosas?
¿harán esos crujidos inexplicables que oigo
casi dormida
siempre despierta
en medio de la noche?
la tele cruje
los muebles hacen algo parecido
¿qué se gastará primero?
¿la pila del reloj de pared?
¿la del portero?
la del reloj, seguro.
¿cómo se irá acumulando la mugre?
¿qué olores crecerán sin mesura?
¿qué deudas?
¿qué cortes de servicio?
¿cómo crecerá el jardín?
¿cómo se secarán las plantas del patio?
¿cuánto tiempo tardará Misti en darse cuenta
de que no tiene sentido maullar en la ventana
pidiendo entrar?
¿desistirá por hambre?
¿desistirá por cansancio?
¿desistirá?
finalmente
¿quién será el primero en entrar
en esta casa,
tocar mis cosas,
descubrir mis sonidos
cuando ya no esté
acá?
¿cómo será esta casa sin mí?
cuánto le durará este silencio
cuando la deje sola...
¿se moverán las cosas?
¿harán esos crujidos inexplicables que oigo
casi dormida
siempre despierta
en medio de la noche?
la tele cruje
los muebles hacen algo parecido
¿qué se gastará primero?
¿la pila del reloj de pared?
¿la del portero?
la del reloj, seguro.
¿cómo se irá acumulando la mugre?
¿qué olores crecerán sin mesura?
¿qué deudas?
¿qué cortes de servicio?
¿cómo crecerá el jardín?
¿cómo se secarán las plantas del patio?
¿cuánto tiempo tardará Misti en darse cuenta
de que no tiene sentido maullar en la ventana
pidiendo entrar?
¿desistirá por hambre?
¿desistirá por cansancio?
¿desistirá?
finalmente
¿quién será el primero en entrar
en esta casa,
tocar mis cosas,
descubrir mis sonidos
cuando ya no esté
acá?
Thursday, October 22, 2009
chat001
a veces lo confundo con afecto
y me olvido de que somos ruido
en esos espacios catódicos
letritas que resonamos en cabezas lejanas
y en la propia
repitiendo las palabras que tejen
el gran simulacro
de no estar
solos
y me olvido de que somos ruido
en esos espacios catódicos
letritas que resonamos en cabezas lejanas
y en la propia
repitiendo las palabras que tejen
el gran simulacro
de no estar
solos
Wednesday, October 21, 2009
resistencia
Cuando estoy tan sola
y la enfermedad vuelve a acecharme
y mi cuerpo encarna el dolor del alma que me quiebra
y me doy cuenta de que morimos cada día
y me pregunto para qué entonces darme tanto tiempo
si el destino final ya es sabido
y este camino ha resultado tan aciago
cuando me veo
yerma
lejos de la normalidad y de la simplecita vida
sin poder encontrar un puto sendero
que me lleve de vuelta
o bien
por una vez
a alguna casa
cuando ni siquiera encuentro paz en echar culpas
porque la vida deviene naturalmente
los hechos se suceden
y allá vamos
cuando estar acá parada no tiene sentido
pienso en vos
mi chiquita
y no quiero dejar de seguir estando.
y la enfermedad vuelve a acecharme
y mi cuerpo encarna el dolor del alma que me quiebra
y me doy cuenta de que morimos cada día
y me pregunto para qué entonces darme tanto tiempo
si el destino final ya es sabido
y este camino ha resultado tan aciago
cuando me veo
yerma
lejos de la normalidad y de la simplecita vida
sin poder encontrar un puto sendero
que me lleve de vuelta
o bien
por una vez
a alguna casa
cuando ni siquiera encuentro paz en echar culpas
porque la vida deviene naturalmente
los hechos se suceden
y allá vamos
cuando estar acá parada no tiene sentido
pienso en vos
mi chiquita
y no quiero dejar de seguir estando.
Wednesday, October 14, 2009
Tuesday, September 29, 2009
A mi gran compañero en esta fría luminiscencia.
cuando el dolor era un grito que era silencio
la noche se llevaba mi sangre
y el poco calor
que me guardaba
aún hoy
-a veces-
el dolor sigue siendo un grito que es silencio
pero mi sangre perdura
y la tibieza permanece
(es que ahora lo sé:
los dos habitamos el mundo,
Compañero de la noche
frente a esta fría luz
catódica)
la noche se llevaba mi sangre
y el poco calor
que me guardaba
aún hoy
-a veces-
el dolor sigue siendo un grito que es silencio
pero mi sangre perdura
y la tibieza permanece
(es que ahora lo sé:
los dos habitamos el mundo,
Compañero de la noche
frente a esta fría luz
catódica)
Sunday, September 27, 2009
La noche ha caído
Tuesday, September 15, 2009
gracias al camino
Miro la senda que los dos
trazamos
casi sin vernos
en nuestro derrotero solitario
yo
escuchándolo todo
con el asombro
de poder permanecer en silencio
vos
reconstruyendo con palabras
tu mejor apuesta
que venía a ser
tu mejor cara
Miro los caminos que se abren
infinitos y bellos.
Te agradezco
el haberme traido
al lugar sagrado
de mis nacimientos.
Aunque no estés.
Aunque no sigas acá.
Aunque nunca hayas realmente estado
ni intuido
la luz
o el amor
o la alegría
ni visto ésta
-mi profunda belleza-
igualmente
te agradezco el haber sido mi camino
porque allí
-que es acá-
es donde recuperé mi nombre.
Monday, September 14, 2009
Puertos Corsarios
estos son algunos de mis puertos corsarios
la multiplicidá ya no es una simplecita
fantasía para esquivar lo único
-que vengo a ser yo-
sino un espejo complejo
una liebre corredora
un sombrerero chiflado
y yo
y vos
en mi cabeza
e incluso
más acá
los sueño
los veo
nos veo
como en lugares que solamente vi de niña
y solamente vi
sola
pero jamás olvido
que hay vida
detrás de ese universo
de frialdad catódica
entonces me cito
y me repito en voz lejana:
'algo
de alguna manera
escapa'
ese susurro ahora sabe
a fragor
y a batalla
a fragor
y a batalla
Thursday, September 3, 2009
No tengo Señor
Tuesday, August 25, 2009
Opus Canis
busco mi manada en esta tierra sin marcas
a veces encuentro una negrura
que se me parece
...encuentros fortuitos que se deslizan como viento
oh, camaradas
oh, viejo de barbas que se cantan a sí mismas
oh, joven de melenita corta y un pañuelo dorado
como las arenas
como el viento
como nuestras manos
busco en los espejos de la vida
en las superficies reflectantes del mundo
en los tesoros abandonados
siempre ignorando
el valor del propio nombre
del gesto único
y de la avidez innata
espero a la sombra de mi sombra
y a la luz de esta mirada
perra fiel a la tierra que amanece
a la esperanza de lo incierto
a veces algún extranjero
visita
nuestras tierras
Thursday, August 6, 2009
res extensa
estoy decidida a vivir la vida extensa
procurarme los cuidados que nadie me dará
sobre todo
el derecho a contemplar cómo nace la belleza
en la poca o mucha materia
que caiga entre mis manos
estoy decidida a aceptar este camino abierto
que en verdad es solamente una tierra sin marcas
bajo el dibujo audaz que traza mi mirada
la senda hacia el horizonte de mis sueños
voy a entregar el alma a los ciclos
a los años que me esperan
hundiré las manos en la tierra
los pies en el barro
la cara en la almohada de la siesta
abandono en este instante las letras capitales
de mi propio palacio congelado
desafío y me rebelo ante tu vaticinio de muerte
la ascensión a los cielos de tu complacencia
-tu feroz parche-
NO ME QUEDARÉ AQUÍ INMÓVIL
sentadita
rodeada de ojos que me llaman
sin amarme
HE DECIDIDO ENVEJECER
-he decidido dar pelea-
procurarme los cuidados que nadie me dará
sobre todo
el derecho a contemplar cómo nace la belleza
en la poca o mucha materia
que caiga entre mis manos
estoy decidida a aceptar este camino abierto
que en verdad es solamente una tierra sin marcas
bajo el dibujo audaz que traza mi mirada
la senda hacia el horizonte de mis sueños
voy a entregar el alma a los ciclos
a los años que me esperan
hundiré las manos en la tierra
los pies en el barro
la cara en la almohada de la siesta
abandono en este instante las letras capitales
de mi propio palacio congelado
desafío y me rebelo ante tu vaticinio de muerte
la ascensión a los cielos de tu complacencia
-tu feroz parche-
NO ME QUEDARÉ AQUÍ INMÓVIL
sentadita
rodeada de ojos que me llaman
sin amarme
HE DECIDIDO ENVEJECER
-he decidido dar pelea-
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visiones y utopías
Sunday, August 2, 2009
e e cummings traicionado por mí!
que mi Corazon esté siempre abierto a los pequeños
pájaros que son los secretos del vivir
sea lo que sea que canten es mejor que conocer
y si los hombres no los llegasen a oir los hombres son viejos
que mi mente pueda vagar hambrienta
e intrépida y sedienta y flexible
e incluso cuando sea domingo pueda yo equivocarme
porque cuando los hombres estan en lo cierto dejan de ser jóvenes
y que pueda yo hacer nada utilmente
y amarte a ti misma tanto mas que sinceramente
que jamas haya habido semejante tonto que fracasara
al intentar traer sobre sí el cielo, con una sonrisa
pájaros que son los secretos del vivir
sea lo que sea que canten es mejor que conocer
y si los hombres no los llegasen a oir los hombres son viejos
que mi mente pueda vagar hambrienta
e intrépida y sedienta y flexible
e incluso cuando sea domingo pueda yo equivocarme
porque cuando los hombres estan en lo cierto dejan de ser jóvenes
y que pueda yo hacer nada utilmente
y amarte a ti misma tanto mas que sinceramente
que jamas haya habido semejante tonto que fracasara
al intentar traer sobre sí el cielo, con una sonrisa
Obscena
detrás del mundo
está mi hogar
detrás de la persona
detrás de mi voz mercenaria
mi hogar
mi casa de barro
mi techo caliente
sumido en sombras
detrás de lo que seduce
tu mirada
detrás de lo que atrapa
tu intelecto
detrás de tu pasión recolectora
de especies exóticas
detrás de todo eso
una mujer crea frágiles rituales
para anudarse a la vida
como una mano en cuenco
Saturday, August 1, 2009
la noche avanza
Friday, July 31, 2009
Paisajes de la bruja oscura V
sábelo señor sapiente, tú sábelo aquello que escóndeslo cuando no te atreves cuando no te animas cuando que es siempre aunque muy bien sélo que siempre no fluye en estos los Caducos Bosques pero podémoslo llamarlo siempre por ser la larga espera que nos camina
sábelo tú señor miedoso
sélo yo la que dice yo y también lo tiene al miedo y aún así no lo me callo
no lo me lo oculto en los Bosques Perennes
no lo hago piedra
ahhh...
los territorios son pura ardienda...
mirad el humo señor que témeslo
mirad el humo
salir
de
mis
palabras.
sábelo tú señor miedoso
sélo yo la que dice yo y también lo tiene al miedo y aún así no lo me callo
no lo me lo oculto en los Bosques Perennes
no lo hago piedra
ahhh...
los territorios son pura ardienda...
mirad el humo señor que témeslo
mirad el humo
salir
de
mis
palabras.
Seminalia
claro
a veces pasa
en el ciego afán esparcir la semilla del mundo
o de algo
controlar? dejá e'joder con esas cosas!
Sip.
Y ni se te ocurra prohibirme una letra de más
en honor a las antiguas convenciones
porque yo las honro también
y esta es mi manera
es así, nomás
a veces pasa
en el ciego afán esparcir la semilla del mundo
o de algo
controlar? dejá e'joder con esas cosas!
Sip.
Y ni se te ocurra prohibirme una letra de más
en honor a las antiguas convenciones
porque yo las honro también
y esta es mi manera
Cuerpo a cuerpo
...las rodillas manchadas de verde y los ojos manchados de verde y la nariz invadida por el verde, y el mediodía fracasando en su ambición de quemar lo nuevo, oh mirada a lo pequeño del mundo, oh mirada a lo grande de la vida, oh ...
¿quién soy?
¿hay dos?
¿o es una única escena
que se desgaja?
uff otra vez la cosa esta cantandolé a la multiplicidá
nah, digamos lo obvio
¿las conclusiones finales? ¿eso andás pidiendo?
No.
yo la araña
yo la avispa
yo el marco
de flores verdes
yo la luz
del mediodía
¿quién soy?
¿hay dos?
¿o es una única escena
que se desgaja?
uff otra vez la cosa esta cantandolé a la multiplicidá
nah, digamos lo obvio
¿las conclusiones finales? ¿eso andás pidiendo?
No.
yo la araña
yo la avispa
yo el marco
de flores verdes
yo la luz
del mediodía
Wednesday, July 29, 2009
Iremos al mar!
...arados en estos puertos de m...
...digas, no digas, no digas así, qué seríamos sin puer..
esperaremos, cantando cerca de los cangrejales
caminando el agua baja
orando a las aves marinas
y a las de los juncales
el mar vendrá a nosotros
esperaremos, cantando cerca de los cangrejales
caminando el agua baja
orando a las aves marinas
y a las de los juncales
el mar vendrá a nosotros
...tiempo de zarpar, extranjera...
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Orillera
camino las orillas
con un pañuelo que ata
mis cabellos
como caballos sin domar
retenidos amorosamente
entre mis piernas
si me quedo quieta
-si tan solo me quedara quieta-
el mar me reclama
me reclama la arena
y me llevan
a su oscuridad profunda y caliente
que también es
un hogar
unacasaunacasaunacasa
cuando camino estas costas
doradas
yo la niña de plata
yo la joven de cortos cabellos
yo una ceja alzada
-esas expresiones que no me dejan nunca-
otracasaotracasaotracasa
estas costas de invierno y verano
los confines
los dragones
la verba sajona
todas las palabras que tejen el sueño
y mis nuevos dioses tutelares
todos
son
de
mar
navegantenavegantenavegante
Los caminos hacia el alba
...entonces empiezo, viajera...
peregrina dicen algunas voces
extranjera
extranjera
¿escuchás la música?
...erferencia...radio...
el viento en la cara
salve
el viento en la cara
...claro, te amanecen los ojos esos que tenés y sos como el rey de esta tierra
ojos verdes
yo sí sigo
uno de los caminos
que llevan al alba
...nexiones fallan pe...
siempre aquí
y esta música
que no cesa
peregrina dicen algunas voces
extranjera
extranjera
¿escuchás la música?
...erferencia...radio...
el viento en la cara
salve
el viento en la cara
...claro, te amanecen los ojos esos que tenés y sos como el rey de esta tierra
¿te amanece el cuerpo?porque yo sí
¿te amanecen los sentidos?
¿irás hacia esa feroz luminiscencia?
ojos verdes
yo sí sigo
uno de los caminos
que llevan al alba
...nexiones fallan pe...
siempre aquí
y esta música
que no cesa
Monday, July 27, 2009
Uff.
Recreo los jazmines con un dejo de cansancio. O más bien debería decir que este profundo cansancio tiene un dejo de jazmines. O más bien debería decir nada, detener este juego de inversiones y sentidos cruzados.
Quemarme para no ver. Eso es lo que hago. Lo que hacemos, tantos y tantos.
Quemarme para no ver. Eso es lo que hago. Lo que hacemos, tantos y tantos.
Los paisajes de la bruja oscura IV
Aquí llega la bruja
A juntar los pedacitos
Resabios de la noche
En pleno mediodía.
Bruja
Bruja de pueblo
Bruja de la tierra
No una hechicera de velado
Encanto
Sino la mirada franca
De una mujer
Que crea.
A juntar los pedacitos
Resabios de la noche
En pleno mediodía.
Bruja
Bruja de pueblo
Bruja de la tierra
No una hechicera de velado
Encanto
Sino la mirada franca
De una mujer
Que crea.
Y nadie leerá II
La niña tiende los brazos a la nada.
La nada es una sutil luminiscencia que le habla
De un pasado
Que no recuerda.
O sí
Recuerda
La luz que impregna su cuerpo
De ansias y promesas
La sombra que le duele
En el pecho
Y la eterna oquedad
De la ausencia y la
Extrañeza
Cada vez que intenta
Ir más allá
Del alba.
La nada es una sutil luminiscencia que le habla
De un pasado
Que no recuerda.
O sí
Recuerda
La luz que impregna su cuerpo
De ansias y promesas
La sombra que le duele
En el pecho
Y la eterna oquedad
De la ausencia y la
Extrañeza
Cada vez que intenta
Ir más allá
Del alba.
Y nadie leerá
A solas yo mis letras.
Yo los mundos nada que me habitan y me desheredan.
Hasta dónde voy a correr.
La mente
La palabra
Las visiones
Me arrancan del hogar bendito del cuerpo
Nos arrancan
Yo cuerpo
Nos exponen
Nos guionan
Nos convierten en reino de lo no vivo
Los bosques perennes
Que la mismidad
Y que la marencoche.
Cómo dejar fluir los gestos del afecto
Otra vez
Me separarán y alejarán dormida
Del cuerpo más amado
Del hogar
De los cuidados
Y de la noble certeza
De ser profundamente
Bella.
El mundo no era esto.
El mundo no era esto.
Yo los mundos nada que me habitan y me desheredan.
Hasta dónde voy a correr.
La mente
La palabra
Las visiones
Me arrancan del hogar bendito del cuerpo
Nos arrancan
Yo cuerpo
Nos exponen
Nos guionan
Nos convierten en reino de lo no vivo
Los bosques perennes
Que la mismidad
Y que la marencoche.
Cómo dejar fluir los gestos del afecto
Otra vez
Me separarán y alejarán dormida
Del cuerpo más amado
Del hogar
De los cuidados
Y de la noble certeza
De ser profundamente
Bella.
El mundo no era esto.
El mundo no era esto.
Thursday, July 16, 2009
Monday, July 13, 2009
Sunday, July 5, 2009
Paisajes de la bruja oscura III
de todas las que participaron del encuentro
jamás imaginó ser la que emprendería la marcha
jamás imaginó que vería la pobreza de ese hombre y
por primera vez
no intentaría remediarla
fue simplemente escuchar a lo lejos el chasquido de la espada
anticipar los malabares de un par de espaditas gemelas
y las correrías de una niña desnuda y en celo
que debe ser protegida del mundo
hasta que el mundo se encuentre a salvo de ella
ah
la bruja oscura le agradece
porque no es la soberbia lo que la aleja de ese cuarto
en la nada y con un hombre
la aleja la niebla de las celebraciones adolescentes
la aleja el recuerdo del horizonte marino
la aleja el olor a miedo de ese cuarto
y la aleja la coraza de hielo que tan bien conoce
ella siempre desde este lado de los Caducos Bosques
porque claro
su pregunta
la de ese hombre
la que no dice
la que dice cuando dice que hace su voluntad con aquello que posee
esa pregunta callada y llena de miedo es
¿y si no merezco poseer
nada?
la bruja oscura agradece la luz
que de esa pregunta
emana
y se va detrás de caravanas peregrinas
a re-enseñar los haceres y desarmar las miradas
que están al nacer
en la nueva tierra
jamás imaginó ser la que emprendería la marcha
jamás imaginó que vería la pobreza de ese hombre y
por primera vez
no intentaría remediarla
fue simplemente escuchar a lo lejos el chasquido de la espada
anticipar los malabares de un par de espaditas gemelas
y las correrías de una niña desnuda y en celo
que debe ser protegida del mundo
hasta que el mundo se encuentre a salvo de ella
ah
la bruja oscura le agradece
porque no es la soberbia lo que la aleja de ese cuarto
en la nada y con un hombre
la aleja la niebla de las celebraciones adolescentes
la aleja el recuerdo del horizonte marino
la aleja el olor a miedo de ese cuarto
y la aleja la coraza de hielo que tan bien conoce
ella siempre desde este lado de los Caducos Bosques
porque claro
su pregunta
la de ese hombre
la que no dice
la que dice cuando dice que hace su voluntad con aquello que posee
esa pregunta callada y llena de miedo es
¿y si no merezco poseer
nada?
la bruja oscura agradece la luz
que de esa pregunta
emana
y se va detrás de caravanas peregrinas
a re-enseñar los haceres y desarmar las miradas
que están al nacer
en la nueva tierra
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Señora de la nueva tierra
La mujer arrastra la espada por los pastizales y deja un rastro de hierbas partidas. Se cansa de jugar, limpia su espada con la misma mano con la que sostiene la funda. Y esconde su filo.
La mujer con espada suspira, y nada más diferente a los suspiros de las damas en espera. Su suspiro es el hálito del mundo y las alitas de la vida.
Mira a su alrededor. Están ellas y está la niña. Todas trabajando en sus tareas fantásticas de creación del universo. Especialmente la niña: encarna la promesa que debe ser atesorada, cuidada y brindada solamente a los ojos que saben ver sus nacimientos, soportan la fuerza de su entrega y comprenden el sacrificio que hace falta para que el milagro continue.
La mujer con espada mira a lo lejos. Ve a los extranjeros traspasando los límites de su tierra. Apoya la mano en la empuñadura, pero no se altera. Sabe que los motivos son muchos. Sabe que tendrá que seleccionar con paciencia. Y sabe que en ese tránsito aprenderá más que cualquiera de esos hombres temerosos de probar su valía con otros hombres.
Se pregunta por qué le tienen tanto miedo a la nueva tierra. Por qué no saben que conquistar una tierra no es depredarla. Que una buena tierra ha de ser cuidada, porque otros la codician y porque si es verdaderamente buena, nunca dejará de parir mundos. Nunca dejará de estar llena. Siempre será el hogar, la vuelta a casa.
Ellos, pequeños depredadores temerosos del apego. Ellos ni se acercan a una tierra que para ser conquistada exige cuidado, tiempo y profunda entrega.
La mujer con espada suspira, y nada más diferente a los suspiros de las damas en espera. Su suspiro es el hálito del mundo y las alitas de la vida.
Mira a su alrededor. Están ellas y está la niña. Todas trabajando en sus tareas fantásticas de creación del universo. Especialmente la niña: encarna la promesa que debe ser atesorada, cuidada y brindada solamente a los ojos que saben ver sus nacimientos, soportan la fuerza de su entrega y comprenden el sacrificio que hace falta para que el milagro continue.
La mujer con espada mira a lo lejos. Ve a los extranjeros traspasando los límites de su tierra. Apoya la mano en la empuñadura, pero no se altera. Sabe que los motivos son muchos. Sabe que tendrá que seleccionar con paciencia. Y sabe que en ese tránsito aprenderá más que cualquiera de esos hombres temerosos de probar su valía con otros hombres.
Se pregunta por qué le tienen tanto miedo a la nueva tierra. Por qué no saben que conquistar una tierra no es depredarla. Que una buena tierra ha de ser cuidada, porque otros la codician y porque si es verdaderamente buena, nunca dejará de parir mundos. Nunca dejará de estar llena. Siempre será el hogar, la vuelta a casa.
Ellos, pequeños depredadores temerosos del apego. Ellos ni se acercan a una tierra que para ser conquistada exige cuidado, tiempo y profunda entrega.
Sin Señor
una mujer con espada
corta sus cabellos
para sembrar
su tierra nueva
los libros no hablarán de ella
pero Ella
hará fogatas en su nombre
y los papeles también serán campos labrados
y serán fruto en la cosecha
todo en esta nueva tierra
a la que Ella pertenece
y de la que es su reina
Thursday, July 2, 2009
Princesa al alba jugando en el jardín
la escena precintada
the crossing line
grain in the rain
waiting for the sword to be given
the witch is born
Tuesday, June 30, 2009
la verdad
la verdad
es una mujer con una espada
una voz joven y fuerte
una mirada feroz
pero jamás despiadada
apenas cruda
con la crudeza que da
la simple vida
la verdad
es una mujer con los cabellos sueltos
y una espada clavada en tierra
y un puño sosteniéndola al mundo
y un ejército de pocas
y un círculo cerrado
en torno al tesoro más amado
que es la niña
de mis sueños
la verdad
es una mujer de largos cabellos
y una espada
un deseo caliente
un reconocimiento del terreno
la memoria de mis huesos
que no cabe
en las palabras
esto es la verdad:
decir un sólo nombre
y tenerme entera
es una mujer con una espada
una voz joven y fuerte
una mirada feroz
pero jamás despiadada
apenas cruda
con la crudeza que da
la simple vida
la verdad
es una mujer con los cabellos sueltos
y una espada clavada en tierra
y un puño sosteniéndola al mundo
y un ejército de pocas
y un círculo cerrado
en torno al tesoro más amado
que es la niña
de mis sueños
la verdad
es una mujer de largos cabellos
y una espada
un deseo caliente
un reconocimiento del terreno
la memoria de mis huesos
que no cabe
en las palabras
esto es la verdad:
decir un sólo nombre
y tenerme entera
Monday, June 29, 2009
El silencio y la palabra (uno)
Dicen que Ello, el niño caprichoso que nos pulsa, no reconoce el no ni la concha de su madre. Pero debe saber del silencio, del cuerpo explotando en necesidades, la angustia del silencio cuando no hay palabra y nada viene porque nada va y la ausencia es la muerte, porque si no está ya no es nada este mundo que muta y se va y nunca es igual a sí mismo y es siempre ahora. Decir no es un alivio. Decir es un alivio, porque la palabra enciende la frente como una tea y allí anida permanentemente.
El delirio es la balsa del demente, desde donde reconstruye, o bien construye a nuevo, un mundo, algún mundo, algún antes o después. Un mínimo hacia fuera, para quién.
Los dragones de Terramar se mataban los unos a los otros cuando perdieron el habla.
Hay dos silencios esenciales: el que es porque la palabra todavía no halla su camino; el que es, sin remedio, cuando la palabra no existe.
El delirio es la balsa del demente, desde donde reconstruye, o bien construye a nuevo, un mundo, algún mundo, algún antes o después. Un mínimo hacia fuera, para quién.
Los dragones de Terramar se mataban los unos a los otros cuando perdieron el habla.
Hay dos silencios esenciales: el que es porque la palabra todavía no halla su camino; el que es, sin remedio, cuando la palabra no existe.
Los paisajes de la bruja oscura: visita a las Tierras de Arian
Renuncio a evocar su lenguaje, que más que un lenguaje es una forma de hablar. Ellos hacen que el puro sonido tenga sentido. Nadie duda de que se duelen cuando hablan. Es tan clara la voluntad de atrapar lo que se escapa, es un esfuerzo tan desesperado y vital, que no puedo más que sentirme miserable cuando no escucho a la gente de Arian.
Renuncio a recrear esas voces, pero no me resigno. Ese hablar ha fragmentado el mío, y sé muy bien que no hay forma de decir que aquí empieza y aquí termina, y mucho menos de decir qué es lo que aquí empieza, y si es que alguna vez termina.
En los Caducos Bosques saben de la distancia entre el golpe y el sonido; saben de un hablar escamado que les dice que es mentira que el golpe duela, les dice que no duele, que no duele...y duele tanto decir una palabra.
¿Qué es lo que se duele? ¿Y contra qué se duele? ¿Y por qué? ¿Quién llena esa distancia? ¿Cómo la llena? ¿Y por qué? Y esto que se escapa, la piedra a la que no me voy a poder subir con los dos pies, ¿qué nombre tiene? ¿qué nombre le daré?
Los otros son los Sapientes, los que dicen como reptiles y tienen la lengua fría de tanto lamer el silencio. Ellos no callan. Hablan dulcemente, como en una caricia, como aceitando los resquicios por donde se pueda filtrar un quejido. Han domesticado a las cosas porque apaciguaron el dolor de los hombres, y sedan sus propias heridas contemplando los Bosques Perennes; de espaldas a los otros que en Arian, saben, y cuánto más saben cuando callan, callar.
Renuncio a recrear esas voces, pero no me resigno. Ese hablar ha fragmentado el mío, y sé muy bien que no hay forma de decir que aquí empieza y aquí termina, y mucho menos de decir qué es lo que aquí empieza, y si es que alguna vez termina.
En los Caducos Bosques saben de la distancia entre el golpe y el sonido; saben de un hablar escamado que les dice que es mentira que el golpe duela, les dice que no duele, que no duele...y duele tanto decir una palabra.
¿Qué es lo que se duele? ¿Y contra qué se duele? ¿Y por qué? ¿Quién llena esa distancia? ¿Cómo la llena? ¿Y por qué? Y esto que se escapa, la piedra a la que no me voy a poder subir con los dos pies, ¿qué nombre tiene? ¿qué nombre le daré?
Los otros son los Sapientes, los que dicen como reptiles y tienen la lengua fría de tanto lamer el silencio. Ellos no callan. Hablan dulcemente, como en una caricia, como aceitando los resquicios por donde se pueda filtrar un quejido. Han domesticado a las cosas porque apaciguaron el dolor de los hombres, y sedan sus propias heridas contemplando los Bosques Perennes; de espaldas a los otros que en Arian, saben, y cuánto más saben cuando callan, callar.
Los paisajes de la bruja oscura (dos)
La mujer mira hacia el horizonte en brumas. Piensa que ése es solamente uno de todos los horizontes posibles. Piensa que esa niebla puede ocultar a los monstruos tan prometidos, los mismos que también la esperan a sus espaldas (por lo tanto, el regreso es un horizonte tan temido como el que más).
Pero no. O bien, se dice ‘Peronó’.
La mujer guarda un puñal de hoja ondulada en la manga suelta de su camisa. Sigue mirando hacia el horizonte brumoso. Ahora que atardece, se pueden distinguir las formas de los dragones sobrevolando los confines. Ella se pregunta qué tan amistosos habrán de ser. Sus ojos destellan un fulgor reptil. En lo profundo desea que puedan reconocer en ella a los de su misma calaña.
Pero no. O bien, se dice ‘Peronó’.
La mujer guarda un puñal de hoja ondulada en la manga suelta de su camisa. Sigue mirando hacia el horizonte brumoso. Ahora que atardece, se pueden distinguir las formas de los dragones sobrevolando los confines. Ella se pregunta qué tan amistosos habrán de ser. Sus ojos destellan un fulgor reptil. En lo profundo desea que puedan reconocer en ella a los de su misma calaña.
Sunday, June 28, 2009
Los paisajes de la bruja oscura (uno)
No es cuestión de luces ni de sombras.
Como una cámara lúcida
Lo que ve depende de su magnífica lente
De las posibles inversiones
Y de las propiedades del mundo que,
En forma tan objetiva como inalcanzable,
Nos rodea.
Lo curioso
Lo inaudito
Es su don:
El poder de ver lo posible
Para luego crearle un camino
Hacia lo cierto.
Como una cámara lúcida
Lo que ve depende de su magnífica lente
De las posibles inversiones
Y de las propiedades del mundo que,
En forma tan objetiva como inalcanzable,
Nos rodea.
Lo curioso
Lo inaudito
Es su don:
El poder de ver lo posible
Para luego crearle un camino
Hacia lo cierto.
Saturday, June 27, 2009
Sin
Deja de rabiar
la agonía del día
aún no llega
el tiempo
el no
el nunca
que los ojos negros
que el silencio
que tanto miedo emputeciendo el callar porque
deja de rabiar
colmillos furibundos
deja
otras son las palabras que
celebran la derrota
descubren lo inútil
de estos intentos
su inocencia tardía y tenaz
el canturrear de una niña
jugando sola.
la agonía del día
aún no llega
el tiempo
el no
el nunca
que los ojos negros
que el silencio
que tanto miedo emputeciendo el callar porque
deja de rabiar
colmillos furibundos
deja
otras son las palabras que
celebran la derrota
descubren lo inútil
de estos intentos
su inocencia tardía y tenaz
el canturrear de una niña
jugando sola.
Y esta.
Ah ah ah, puedo fácilmente decir y hablar de nikka, pero no de la que en silencio se ha puesto ese nombre. O Mielina, o el que fuere de los seres que me habitan, de las caras que me presentan al mundo, de mis formas de estar en estas tierras.
Una es la suma de esas formas de estar, pero no es solamente eso.
Una es su cuerpo en los tránsitos de la vida. Bah, YO soy MI cuerpo en los tránsitos que el tiempo me permita desgranar –a santo de qué andarle esquivando a mi primer nombre.
Yo soy nikka, una especie baqueteda que no es Nikka, es otra, y que se ha codeado y ha devorado a Alexandria y a Kara y a Nela y aún todavía se lleva a las patadas con Mielina, sin llevarse a las patadas, es decir, la evita y la aleja del mundo de los adultos, y se la entrega con moño en la frente, envueltita en papel de regalo, a los que traspasan los muros del recinto mundano, es decir: las paredes del aula, no del aula-aula, sino ese límite invisible pero que se siente en el cuerpo, cuando uno está bajo el manto cejialzado de una mirada que abre la puerta. ¿Qué puerta? Y qué sé yo, simplemente la presencia de algo que cede como goznes, de algo que gira en sí mismo para que el cuerpo circule y la mirada se agrande, que eso es, cosa más cosa menos, una puerta. Porque Mielina puede abrir la puerta para ir a jugar bajo la luz tutelar de sus he(te)r(oni)ma(s)nas, pero lejos de la mugre excrementicia de las LETRAS CAPITALES. En esos momentos, Mielina encarna las más altas aspiraciones del sueño, no es ya la prostituta del autoengaño, sino la donosa mujercita que anuncia otra forma de decir, otra forma de reír, otra forma jocosa de llamar al respeto. Aaaaahhhhh ... nada de ello ha de perdurar, se lo llevan ellos, y en ellos se transforma en otra cosa más, y se incorpora a la corriente del mundo.
Pero permanece la luz.
Odio la luz del mediodía, la que quema todo intento de encontrar matices.
La luz que permanece es como la de las estrellas más lejanas en una noche de campo. Es como las luciérnagas. Solamente un titilante indicio de que hay algo más, de que quizá sea cierto (váyase a saber qué), de que vale la pena levantar la mirada hacia lo oscuro de la noche y dibujar las propias constelaciones, ponerle el nombre de los propios dioses y predecir los cataclismos que le sobrevendrán al género humano.
Y seguir alzando esa pequeña luz, una suerte de tea ardiendo en el entrecejo.
Cuando soy Mielina entre los suyos, la brujita Nela le aviva la mirada, y convierte mi/nuestro cuerpo en el motor de torbellinos maremóticos, los hace reír, nos burlamos del miedo a no saber, del miedo a no ser queridos, y de los hijos de puta que les/nos enseñaron a temer.
Cuando soy Mielina entre los suyos/míos/nuestros, dejo entrever todas las otras que soy, todas las noches que me avalan frente a la página blanca, frente al silencio sonoro, y descubrimos que es posible.
Es hermoso ser la que no tenía que ser, estar donde no se espera que esté alguien como yo. Es hermosa la incertidumbre, porque abre alas en los ojos del que se sorprende.
Esto no va a durar, no va a ser para siempre, lo sé. Lo que no sé, lo que jamás voy a saber, es cuál habrá de ser el derrotero de esa luz pequeña y persistente. Jamás sabré cuales sus frutos cuál su tiempo de cosecha.
Lo único que sé, lo único que me habilita, es que cada vez que soy Mielina entre los suyos/míos/nuestros/todosnosotros, mi sangre más profunda me dice que el mundo se ha vuelto mi casa.
Una es la suma de esas formas de estar, pero no es solamente eso.
Una es su cuerpo en los tránsitos de la vida. Bah, YO soy MI cuerpo en los tránsitos que el tiempo me permita desgranar –a santo de qué andarle esquivando a mi primer nombre.
Yo soy nikka, una especie baqueteda que no es Nikka, es otra, y que se ha codeado y ha devorado a Alexandria y a Kara y a Nela y aún todavía se lleva a las patadas con Mielina, sin llevarse a las patadas, es decir, la evita y la aleja del mundo de los adultos, y se la entrega con moño en la frente, envueltita en papel de regalo, a los que traspasan los muros del recinto mundano, es decir: las paredes del aula, no del aula-aula, sino ese límite invisible pero que se siente en el cuerpo, cuando uno está bajo el manto cejialzado de una mirada que abre la puerta. ¿Qué puerta? Y qué sé yo, simplemente la presencia de algo que cede como goznes, de algo que gira en sí mismo para que el cuerpo circule y la mirada se agrande, que eso es, cosa más cosa menos, una puerta. Porque Mielina puede abrir la puerta para ir a jugar bajo la luz tutelar de sus he(te)r(oni)ma(s)nas, pero lejos de la mugre excrementicia de las LETRAS CAPITALES. En esos momentos, Mielina encarna las más altas aspiraciones del sueño, no es ya la prostituta del autoengaño, sino la donosa mujercita que anuncia otra forma de decir, otra forma de reír, otra forma jocosa de llamar al respeto. Aaaaahhhhh ... nada de ello ha de perdurar, se lo llevan ellos, y en ellos se transforma en otra cosa más, y se incorpora a la corriente del mundo.
Pero permanece la luz.
Odio la luz del mediodía, la que quema todo intento de encontrar matices.
La luz que permanece es como la de las estrellas más lejanas en una noche de campo. Es como las luciérnagas. Solamente un titilante indicio de que hay algo más, de que quizá sea cierto (váyase a saber qué), de que vale la pena levantar la mirada hacia lo oscuro de la noche y dibujar las propias constelaciones, ponerle el nombre de los propios dioses y predecir los cataclismos que le sobrevendrán al género humano.
Y seguir alzando esa pequeña luz, una suerte de tea ardiendo en el entrecejo.
Cuando soy Mielina entre los suyos, la brujita Nela le aviva la mirada, y convierte mi/nuestro cuerpo en el motor de torbellinos maremóticos, los hace reír, nos burlamos del miedo a no saber, del miedo a no ser queridos, y de los hijos de puta que les/nos enseñaron a temer.
Cuando soy Mielina entre los suyos/míos/nuestros, dejo entrever todas las otras que soy, todas las noches que me avalan frente a la página blanca, frente al silencio sonoro, y descubrimos que es posible.
Es hermoso ser la que no tenía que ser, estar donde no se espera que esté alguien como yo. Es hermosa la incertidumbre, porque abre alas en los ojos del que se sorprende.
Esto no va a durar, no va a ser para siempre, lo sé. Lo que no sé, lo que jamás voy a saber, es cuál habrá de ser el derrotero de esa luz pequeña y persistente. Jamás sabré cuales sus frutos cuál su tiempo de cosecha.
Lo único que sé, lo único que me habilita, es que cada vez que soy Mielina entre los suyos/míos/nuestros/todosnosotros, mi sangre más profunda me dice que el mundo se ha vuelto mi casa.
Caritas del adios
Hay unas cuantas caras que deberían morir (su permanencia empecinada no es más que eso, nada de mencionar resistencias heroicas, chicas, que resistir con esta o dicha cara siempre es heroico, pero durar, durar, es simplemente dejar de resistir). Ah, qué bueno enamorarse de ojos tan desiertos, de manos tan pobladas. Pero qué malo enamorarse de lo que sea que haya sido. ¿Qué se hace? Se sigue, pues, detrás del derrotero del deseo, de sus actos y elucubraciones, se pone a prueba para que otra, una de las tantas otras que me habi(li)tan, pueda tomar las notas pertinentes y agitar de allí en más las campanas de la experiencia. Claro, que la piedra piedra es, que por más que digamos YO a voz viva, la piedra piedra es. Atenti, que no estoy agachando el lomo frente a las lógicas explicaciones, porque ni la lógica ni las explicaciones pueden envolver a la piedra (es innegable la naturaleza cortante escalperiana de la lógica y de las explicaciones). La lógica y las explicaciones agitan sus bracitos de ahogadas árticas, mientras el saber surfea la espuma marina en playas más cálidas, oníricamente prometedoras, repletas de anunciaciones que no se colman, oh placebos, placebos del crecer.
Pero retomando el tema de las caras, las caras que deberían morir (su habitar mis días ya no anticipa paraísos ni infiernos, sino que remeda y emparcha la ausencia de ilusión: alucinada). Ni siquiera la parodia, porque ni necesidad de reírme ni de explorar sus límites queda, ya que esas caras que deberían morir, lo han hecho dignamente, han cumplido su ciclo de lazarillo y solamente les cabe rondarme como fantasmagoría de apegos, etéreas caras susurrándome en la memoria, como maestritas enceguecidas por su saber diminuto tomándome lección.
Es que, qué queda de mí ante el rotundo, pétreo hecho de que me sobrepongo al dolor. Qué queda cuando se sabe que lo único que me mataría es la simplecita muerte. Qué queda cuando se sabe que una puede seguir sola, que lo que ve no necesita de testigos ni compañeros, aunque lo que ve se ve más fructuosamente junto a los compañeros. Qué queda cuando la piedra, la tan real piedra del NO te dice NO y una aprende a decir BUENO, abriéndose un espectro enorme de posibilidades que rodean a ese NO, que lo exceden y lo dejan pequeño como una piedrita del fondo de la pecera, o como esas que se encuentran en la playa y en escalperiano gesto colector tomo en mis manos para disponer sobre bibliotecas repletas de noes chiquititos. ¿Por qué habría alguna vez de suponer que esos noes me tenían en particular deferencia? ¿Acaso no tuve plena conciencia de los noes acaecidos sobre otros, noes de los que no se recuperaron jamás?
Una mirada esquiva lanzada desde debajo de la mesa, desde esos rincones donde el conocimiento no se pone togas. Pero eso no quiere decir que el conocimiento que afirma a la toga en su toguicidad sea inocuo. Reírse está bien (oh lazarillo risueño de mis días pasados). Celebrar está bien (piratas enfiebrecidos). El regocijo en sí para que esa mirada esquiva esquive y gane sustancia. La toguicidad no es inocua, esas caras que deberían de morir han visitado su altar de sacrificio. Han puesto su carnecita bajo cuchillas de onice. Una se dejó abrir el pecho, la otra que le arrancaran la mirada de sí. Una busca lo que late, la otra un espejo. No está mal, ¿no?, salir disparadas tras lo que late y lo que admira, una y otra vez, hasta que finalmente las dos despiertan a gritos a la que late y a la que ve. Y una comprende que está sola.
Sola. Por eso es que digo que esas caras deberían morir. No porque vayan a desaparecer en la nada, puesto que de alguna manera el tener esas caritas a mano me habilita en los caminos empáticos hacia el otro. Pero han de ser simple y nadamente más que eso. Basta de deseo disuelto en la reparación, precintemos el área, guardémosla con pudor. Ya se agotó el pretexto del dolor, el último bastión de la toga, con su palabrerío invicto y sus manos vacías. Claro, que más le conviene a la toga que una hable bellamente y se deleite en sus construcciones estéticas, y se duela ante la carencia de entidad que esas construcciones tienen (no nos engañemos, estoy hablando crudamente). Lo gracioso, lo terriblemente gracioso de este entuerto, es que mis palabras bellas anticiparon este momento, lo anunciaron, le allanaron el camino, me ablandaron la mirada. Me hicieron fuerte. Tal es una razón más para que esas caras no mueran del todo, para su resguardo amoroso en un rincón precintado. Porque también aprendí que el olvido es otro placebo toguístico, el rito más exclusivo para acceder a su poder docto.
Yo soy todas esas caras, todas aprenden, todas se reubican como un magma evolutivo. Las que preservaron mis ojos infantiles que ya no son infantiles, pero no olvidan la infancia (ah, la memoria, la memoria, creo y no creo en la memoria).
¿Lo más doloroso en esta nueva era? Supongo que los adioses y el desapego. No por nada mi deseo iba desaforadamente detrás de los desapegados (a no descartar jamás la función didáctica del deseo empecinado). Es que una desea lo que le falta.
Esas caras que deberían morir exploraron la ausencia/presencia. Eso ya no importa, al menos no importa tanto (y hasta el próximo firulete dialéctico, por eso es bueno tenerlas cerca).
Ahora (que para cuando alguien, sea yo misma o sea quien sea, lea, no va a ser más que una palabra en referencia a una incógnita, pues qué sentido tiene ‘ahora’ después de escrita) me alisto al advenimiento de la lógica invernal. Voy a incursionar en otras tierras, o bien, las mismas tierras (porque si estoy hablando crudamente, la tierra es una, como yo soy una, por más bellamente enunciada que sea la multiplicidad). Voy a atravesar todo lo que sirenamente se haya dicho para negar la contundencia de la piedra, que es innegable. Lo objetivo se nos impone y apenas tenemos con qué balbucearle un no. Lo objetivo se caga en nuestra belleza, porque nuestra belleza reactiva apenas se anima a decirle ‘no existes’ ‘no existes’ en la cara. Y a la piedra no le hacen mella las palabras. Y eso nos enamora. Su carencia de mellas. Y eso buscamos, la ausencia del dolor.
No voy a ser la piedra.
Ni dejar que marquen mi deseo esas caritas que deberían estar muertas, esas caritas que se han aterrado fieramente por el dolor, en su deseo de ser piedra eternamente satisfecha de sí.
Por eso esas caritas que deberían estar muertas, no morirán, no las dejaré morir.
Es que no les brindaré ese descanso.
No me procuraré ni siquiera esa derrota.
Pero retomando el tema de las caras, las caras que deberían morir (su habitar mis días ya no anticipa paraísos ni infiernos, sino que remeda y emparcha la ausencia de ilusión: alucinada). Ni siquiera la parodia, porque ni necesidad de reírme ni de explorar sus límites queda, ya que esas caras que deberían morir, lo han hecho dignamente, han cumplido su ciclo de lazarillo y solamente les cabe rondarme como fantasmagoría de apegos, etéreas caras susurrándome en la memoria, como maestritas enceguecidas por su saber diminuto tomándome lección.
Es que, qué queda de mí ante el rotundo, pétreo hecho de que me sobrepongo al dolor. Qué queda cuando se sabe que lo único que me mataría es la simplecita muerte. Qué queda cuando se sabe que una puede seguir sola, que lo que ve no necesita de testigos ni compañeros, aunque lo que ve se ve más fructuosamente junto a los compañeros. Qué queda cuando la piedra, la tan real piedra del NO te dice NO y una aprende a decir BUENO, abriéndose un espectro enorme de posibilidades que rodean a ese NO, que lo exceden y lo dejan pequeño como una piedrita del fondo de la pecera, o como esas que se encuentran en la playa y en escalperiano gesto colector tomo en mis manos para disponer sobre bibliotecas repletas de noes chiquititos. ¿Por qué habría alguna vez de suponer que esos noes me tenían en particular deferencia? ¿Acaso no tuve plena conciencia de los noes acaecidos sobre otros, noes de los que no se recuperaron jamás?
Una mirada esquiva lanzada desde debajo de la mesa, desde esos rincones donde el conocimiento no se pone togas. Pero eso no quiere decir que el conocimiento que afirma a la toga en su toguicidad sea inocuo. Reírse está bien (oh lazarillo risueño de mis días pasados). Celebrar está bien (piratas enfiebrecidos). El regocijo en sí para que esa mirada esquiva esquive y gane sustancia. La toguicidad no es inocua, esas caras que deberían de morir han visitado su altar de sacrificio. Han puesto su carnecita bajo cuchillas de onice. Una se dejó abrir el pecho, la otra que le arrancaran la mirada de sí. Una busca lo que late, la otra un espejo. No está mal, ¿no?, salir disparadas tras lo que late y lo que admira, una y otra vez, hasta que finalmente las dos despiertan a gritos a la que late y a la que ve. Y una comprende que está sola.
Sola. Por eso es que digo que esas caras deberían morir. No porque vayan a desaparecer en la nada, puesto que de alguna manera el tener esas caritas a mano me habilita en los caminos empáticos hacia el otro. Pero han de ser simple y nadamente más que eso. Basta de deseo disuelto en la reparación, precintemos el área, guardémosla con pudor. Ya se agotó el pretexto del dolor, el último bastión de la toga, con su palabrerío invicto y sus manos vacías. Claro, que más le conviene a la toga que una hable bellamente y se deleite en sus construcciones estéticas, y se duela ante la carencia de entidad que esas construcciones tienen (no nos engañemos, estoy hablando crudamente). Lo gracioso, lo terriblemente gracioso de este entuerto, es que mis palabras bellas anticiparon este momento, lo anunciaron, le allanaron el camino, me ablandaron la mirada. Me hicieron fuerte. Tal es una razón más para que esas caras no mueran del todo, para su resguardo amoroso en un rincón precintado. Porque también aprendí que el olvido es otro placebo toguístico, el rito más exclusivo para acceder a su poder docto.
Yo soy todas esas caras, todas aprenden, todas se reubican como un magma evolutivo. Las que preservaron mis ojos infantiles que ya no son infantiles, pero no olvidan la infancia (ah, la memoria, la memoria, creo y no creo en la memoria).
¿Lo más doloroso en esta nueva era? Supongo que los adioses y el desapego. No por nada mi deseo iba desaforadamente detrás de los desapegados (a no descartar jamás la función didáctica del deseo empecinado). Es que una desea lo que le falta.
Esas caras que deberían morir exploraron la ausencia/presencia. Eso ya no importa, al menos no importa tanto (y hasta el próximo firulete dialéctico, por eso es bueno tenerlas cerca).
Ahora (que para cuando alguien, sea yo misma o sea quien sea, lea, no va a ser más que una palabra en referencia a una incógnita, pues qué sentido tiene ‘ahora’ después de escrita) me alisto al advenimiento de la lógica invernal. Voy a incursionar en otras tierras, o bien, las mismas tierras (porque si estoy hablando crudamente, la tierra es una, como yo soy una, por más bellamente enunciada que sea la multiplicidad). Voy a atravesar todo lo que sirenamente se haya dicho para negar la contundencia de la piedra, que es innegable. Lo objetivo se nos impone y apenas tenemos con qué balbucearle un no. Lo objetivo se caga en nuestra belleza, porque nuestra belleza reactiva apenas se anima a decirle ‘no existes’ ‘no existes’ en la cara. Y a la piedra no le hacen mella las palabras. Y eso nos enamora. Su carencia de mellas. Y eso buscamos, la ausencia del dolor.
No voy a ser la piedra.
Ni dejar que marquen mi deseo esas caritas que deberían estar muertas, esas caritas que se han aterrado fieramente por el dolor, en su deseo de ser piedra eternamente satisfecha de sí.
Por eso esas caritas que deberían estar muertas, no morirán, no las dejaré morir.
Es que no les brindaré ese descanso.
No me procuraré ni siquiera esa derrota.
Soy un arma
Abbi sobrevive agazapada a la sombra luminosa de la infancia. Se esconde de los golpes, de los olores del sudor alcohólico, de las caricias como manotazo de ahogado que no respetan su cuerpo blanco y tibio, necesariamente negado como el de toda belleza que amenaza los confines de la moralidad. Juega sola en tenue canturreo. Abbi, la decoradora de muertos, la recreadora del sentido, la reconstructora.
Nikka, que lo ha visto todo desde la terraza desesperada de la infancia, todavía busca los vestigios de esa promesa dorada que no fue y se abre camino en la noche amarilla del neón, en sus bordes, a puro puño cortante y entrecejo hundido, y desespera en su afán por atraparlo, cuando la promesa no puede más que morir si es enfrascada, y la promesa muerta no es más que recuerdo y ausencia. Nikka, la guerrera aguda, la parca cirujana, la guardiana reptil, de cara al frío que amenaza el verano de los fondos abbisales. Su fiel pretoriana.
Nela camina los Caducos Bosques donde la infancia encontró refugio, donde se fue haciendo mujer callada y aprendiendo la relación entre las cosas y los seres que mutan, aprendiendo del peso de aquellos Bosques Perennes helados proyectados sobre el mullido manto de hojas eternamente renovándose. Aprendiendo, aprendiendo, hasta deconstruir su poder heredado para abrirse al poder del nacimiento, armado entre todos. Nela, la bruja de pueblo, la reina descastada, la maestra paria sin ascendente ni lugar, la que erigió las paredes de esa casa donde la sombra de los Bosques Perennes jamás entrará, la que ve lo nunca visto y no sabe cómo dejarlo de llamar.
Kara, la silenciosa señora de las agujas que con ojos negros de toda negrura es la noche avocada a los estudios sapienciales, para darlos vuelta como a media por zurcir; la toda ojos, ella, la toda silencio y paciencia infinita para adentrarse donde duela y rondar a las otras niñas nocturnas en sus desvelos inasibles. Kara omnisciente, sobrevolando el dolor.
Mielina, la innombrable entregada a la mirada ajena, la sucia mujercita de la mundanidad convenida, la que se adentra en los espacios normados y hace belleza de su mugre citadina, la que se entrega al deseo otro, se sacrifica al deseo otro, se golpea, con el simple afán de entregarle alguna vez compañero a la niñita escondida. Mielina, te lavo los pies junto al mar, pequeña Judas sacrificada a la desgloria divina. Amén.
Alexandria, la voz sabia que instaura el orden precario de los que se saben que volverán a florecer, la que administra el dolor y la desmesura, la memoria que dice a Nikka que la belleza está en lo que vive, la que dice a Mielina que descanse de otredades, la que escucha a Kara recitar enmiendas, la que convoca a Nela a curar los mundos. La que canta bajito para que Abbi deje de temerle al encuentro.
Nikka, que lo ha visto todo desde la terraza desesperada de la infancia, todavía busca los vestigios de esa promesa dorada que no fue y se abre camino en la noche amarilla del neón, en sus bordes, a puro puño cortante y entrecejo hundido, y desespera en su afán por atraparlo, cuando la promesa no puede más que morir si es enfrascada, y la promesa muerta no es más que recuerdo y ausencia. Nikka, la guerrera aguda, la parca cirujana, la guardiana reptil, de cara al frío que amenaza el verano de los fondos abbisales. Su fiel pretoriana.
Nela camina los Caducos Bosques donde la infancia encontró refugio, donde se fue haciendo mujer callada y aprendiendo la relación entre las cosas y los seres que mutan, aprendiendo del peso de aquellos Bosques Perennes helados proyectados sobre el mullido manto de hojas eternamente renovándose. Aprendiendo, aprendiendo, hasta deconstruir su poder heredado para abrirse al poder del nacimiento, armado entre todos. Nela, la bruja de pueblo, la reina descastada, la maestra paria sin ascendente ni lugar, la que erigió las paredes de esa casa donde la sombra de los Bosques Perennes jamás entrará, la que ve lo nunca visto y no sabe cómo dejarlo de llamar.
Kara, la silenciosa señora de las agujas que con ojos negros de toda negrura es la noche avocada a los estudios sapienciales, para darlos vuelta como a media por zurcir; la toda ojos, ella, la toda silencio y paciencia infinita para adentrarse donde duela y rondar a las otras niñas nocturnas en sus desvelos inasibles. Kara omnisciente, sobrevolando el dolor.
Mielina, la innombrable entregada a la mirada ajena, la sucia mujercita de la mundanidad convenida, la que se adentra en los espacios normados y hace belleza de su mugre citadina, la que se entrega al deseo otro, se sacrifica al deseo otro, se golpea, con el simple afán de entregarle alguna vez compañero a la niñita escondida. Mielina, te lavo los pies junto al mar, pequeña Judas sacrificada a la desgloria divina. Amén.
Alexandria, la voz sabia que instaura el orden precario de los que se saben que volverán a florecer, la que administra el dolor y la desmesura, la memoria que dice a Nikka que la belleza está en lo que vive, la que dice a Mielina que descanse de otredades, la que escucha a Kara recitar enmiendas, la que convoca a Nela a curar los mundos. La que canta bajito para que Abbi deje de temerle al encuentro.
Wednesday, January 21, 2009
habitat
mi hogar son las pequeñas acciones
el cuerpo que muevo
mientras se despliega la vida
real
a veces parto o escapo -olvidada de mí misma- tras el momento alucinado en el que golpeo, me caigo y regreso a recorrer una y cada una de las habitaciones de la casa
real
tal vez alguna vez me anime
a traspasar los umbrales
a pleno sol
y con los ojos tejidos de noche
ganar el mediodía
el cuerpo que muevo
mientras se despliega la vida
real
a veces parto o escapo -olvidada de mí misma- tras el momento alucinado en el que golpeo, me caigo y regreso a recorrer una y cada una de las habitaciones de la casa
real
tal vez alguna vez me anime
a traspasar los umbrales
a pleno sol
y con los ojos tejidos de noche
ganar el mediodía
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