La niña tiende los brazos a la nada.
La nada es una sutil luminiscencia que le habla
De un pasado
Que no recuerda.
O sí
Recuerda
La luz que impregna su cuerpo
De ansias y promesas
La sombra que le duele
En el pecho
Y la eterna oquedad
De la ausencia y la
Extrañeza
Cada vez que intenta
Ir más allá
Del alba.
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